1) Hispania Prerromana

   Prehistoria

Los primeros homínidos llegaron a la península Ibérica hace un millón de años atrás. Hace unos ochocientos mil años, un homínido llamado Homo Antecesor habitaba en la península y hace unos cuatrocientos mil años llegaron los Homos Heidelbergensis y de ellos hace doscientos mil años salieron los hombres Neanderthalensis (de todos ellos se pueden encontrar restos en el yacimiento de Atapuerca, en Burgos).

Sitio arqueológico de Atapuerca

Ejemplo de hombre Neanderthalensis

Por la misma época en que los Neandertales se hicieron dueños de la península, los Homo Sapiens aún estaban en Africa y se cree que evolucionaron a partir de un Homo Rodhesiensis que estaba en la zona de Zambia y luego se adaptaron muy bien al territorio en el que vivían que empezaron a colonizar sus entornos. Últimamente se han anunciado muchos descubrimientos nuevos sobre los Homos Sapiens y se han encontrado restos muy antiguos de estos hombres en Marruecos datados hace trecientos mil años. De alguna forma hace unos cuarenta mil años estos Homos Sapiens llegaron a la península. Durante el paleolítico estos primates vivían en cuevas, se dedicaban a la caza, a la agricultura y a pintar en las paredes; hoy en día tenemos restos de estas pinturas rupestres y las más conocidas en España son las de Altamira, en Cantabria.

Pinturas rupestres en Altamira

Cuando acabó la Glaciación de Wurm más o menos en el 10000 a.C. empezó el Neolítico pero no fue hasta el seis mil  antes de Cristo cuando se empezaron a formar los primeros poblados fijos y las primeras culturas del lugar. Las dos más  famosas fueron la cultura de Vila Nova en Portugal y la cultura de los Millares en la Edad del Cobre, que heredaron las gentes de la cultura del Argar en Almería. Ellos fueron los primeros en usar el bronce para construir sus objetos como ajuares funerarios en los que enterraban a sus muertos.

Recordamos también a la cultura Talayótica de las Islas Baleares, constructores de los famosos Talayot ósea construcciones megalíticas. Por toda la península hay megalitos y dólmenes, uno muy conocido está en el sur de la península y es el de Menga en Málaga donde se dice que más que enterrar a gente funcionó como vivienda.

talayot de Menorca

Dolmen de Menga

Tartessos

La de Tartessos fue la primera cultura de la península. Se cree que tenían recursos metalúrgicos para fardar mucho rato seguido y que ya poseían la escritura, grabada en la Estela de Bensafrim 

estela de Bensafrim

Se supone que el nombre de esta población procede del griego antiguo ya que estos solían utilizar este nombre para identificar la que creyeron fuese la primera civilización del occidente. Se habla por primera vez de Tartessos en el siglo VI a.C., en la obra del historiador Hecateo. Según el mito griego, esta población fue fundada por el mítico rey Gerión, al que Heracles le robo su ganado y fue sucedido por Gregoris y Habis, quien creó las primeras leyes de Tartessos.

Gerion y Heracles

Aquí se mezcla con la realidad mucha mitología sin embargo persisten demasiadas lagunas sobre esta gente. Existen muchas opiniones sobre ella, desde unos que dicen que no existió y solo eran íberos más adelantaos hasta otros que dicen que si existieron y que fueron los famosos fundadores de la Atlántida que se menciona en los relatos griegos. Sabemos que la riqueza de esta civilización fue debida a la gran variedad de recursos naturales y al comercio marítimo con importantes socios comerciales como los fenicios y los griegos.

Los Tartessos tuvieron muchos contactos con Fenicios, Cartaginenses y sobre todo con Griegos de Focea, hasta que tras el reinado de su mitológico rey Argantonio

rey Argantonio

desaparecieron de la historia dejando poco rastro tras de si como el tesoro de Carambolo y el bronce de Carriazo.

bronce de carambolo

bronce de carriazo

Parece que la derrota griega en Alalia tuvo algo que ver con esta desaparición y que los cartaginenses dejaron los tartésicos sin suministros ni ayuda griegas y fueron pasto de sus espadas.

Celtas

Hacia el año 1000 a.C. llegaron las primeras invasiones de los celtas, unos pueblos indoeuropeos. Hay mucho debate sobre si fueron invasiones violentas o si fue una adopción de grupos megalíticos locales de la lengua y cultura indoeuropea a través del comercio atlántico. Se expandieron por toda la península, solo dejando libre la zona de Levante, la parte este y sur. Ellos trajeron consigo la metalurgia del hierro, la ganadería y también el incinerar sus muertos. En general estos celtas vivieron en Castros, poblados de casas redondas a veces amurallados.

Mayormente fueron granjeros, pastores y ganaderos. Su organización fue tribal, seminómada y no desarrollaron al principio la escritura.

Iberos

Fueron casi seguramente un pueblo indoeuropeo al que probablemente pertenecían los Vascones, pastores de la montaña que hablaban el proto-euskera que sería el antecesor del euskera actual y podría estar relacionado con el aquitano antiguo. El origen de los iberos se pierde en el curso de la antigüedad, es posible que fuesen autóctonos y viviesen fundamentalmente en la zona levantina. Su organización evolucionó hasta llegar a una jerarquía social liderada por una casta guerrera y aristocrática y vivían en poblados situados en cerros y bien amurallados. No formaban un ente único, eran buenos agricultores, artesanos y expertos de metalurgia, como se puede ver de sus Falcatas, la espada por excelencia de esta gente.

Falcatas Iberas

Gracias al contacto con otros pueblos los Iberos se convirtieron en muy buenos artesanos como se ve en la Dama de Elche, la Dama de Baza o la Bicha de Balazote.

Dama de Elche

Dama de Baza

Bicha de Balazote

Desarrollaron un sistema de escritura basado en el alfabeto fenicio. Los Fenicios hicieron su aparición más o menos en el año 1100 a.C. y fundaron ciudades en la costa de Andalucía y Murcia. La más antigua de estas ciudades fue sin duda Gadir, la actual Cádiz. Otras ciudades importantes fueron Malaka, Abdera y Sexi. Tiempo después los griegos también llegaron a la zona y fundaron varias ciudades como Emporion y Rhode en la que ahora es Cataluña.

Hispania romana

Durante la 2ª guerra púnica los romanos empezaron a tomar ciudades íberas bajo el control cartaginés. Para el final de la guerra en el 202 a.C. los romanos ya tenían el control de toda la parte este y sur pero conquistar el resto le llevaría cerca de dos siglos ya que se tuvieron que enfrentar a una feroz resistencia de tribus. Fue entonces cuando los romanos dividieron la península en Hispania Citerior y Ulterior.

Estas dos provincias serian gobernadas por un pretor o procónsul. Hubo muchos aunque unos de los mas importantes fue Tiberio Sempronio Graco, que desempeño el cargo de pretor de la Hispania Citerior en el año 180 a.C., venció a los carpetanos y fundo Gracurris, la actual Alfaro, en la Rioja. Fue un personaje pacifico y logró la paz llamada Paz Sempronia que tuvo una durada de casi 30 años.

T. Sempronio Gracco

Sin embargo la avaricia de otros gobernadores condujo a nuevas revueltas y por el año 154 a.C. hubieron las guerras lusitanas. Fueron dirigidas primero por Púnico  más tarde por Viriato, quien empezó una guerra por las montañas contra los romanos pero acabó traicionado  por sus lugartenientes y fue asesinado. Otra gran guerra fue la guerra celtibera, un conjunto de tres guerras. En el año 153 a.C. los habitantes de Segeda, en Saragoza, fueron derrotados por Roma y se refugiaron en la ciudad amurallada de Numancia. Los romanos intentaron tomarla muchísimas veces pero no lo lograban nunca, así durante 20 años hasta que llego Escipión Emiliano y rodeó la ciudad con fosos, torres y 7 campamentos y hasta cortó el Duero para evitar que les llegase agua. Los numandinos  tenían hambre pero antes que rendirse a los romanos, como nos cuenta la leyenda, decidieron incendiar la ciudad y así acabó la guerra en el 133 a.C.

Seguían surgiendo los conflictos y muchos de ellos en el territorio ibérico, lugar importante debido a ser una buena base estratégica para tener la hegemonía sobre el Mediterráneo.

La primera guerra civil romana enfrentó en Roma a los partidarios de Cayo Mario y de Lucio Cornelio Sila, populares contra optimates. En aquel tiempo uno de los gobernadores de Hispania era Quinto Sertorio.

Quinto Sertorio

Gran guerrero a la vez culto, tras la muerte de Mario, colega suyo, comenzó la guerra sertoriana contra los optimates y se dice que quería formar una especie de republica romana hispana paralela pero no le salió bien. La guerra civil la ganó Sila y tras eso envió a sus generales por el rebelde de Hispania Sertorio.

Sertorio acabó siendo derrotado por el general Cneo Pompeyo, procónsul de la Hispania Ulterior, quien tras ganar fundó la ciudad de Pompaelo lo que ahora conocemos como Pamplona. Trató muy bien a los hispanos derrotados y se ganó su fieldad por vida, además se convirtió en procónsul de la Citerior tras el pacto del primer triumvirato junto a Craso y Julio César quien durante el año 69 a.C. fue cuestor en Hispania Ulterior y propretor en el 61 a.C. aunque se volvió rápido a Roma. Volvería pronto a Hispania, durante la 2ª guerra civil romana, luchará contra los partidarios de Pompeyo en batallas como la de Llerda o la de Munda donde César salió victorioso. La conquista más complicada fue la Cantabria y Asturias donde tuvieron lugar las guerra cántabras contra cántabros y astures y el mismo emperador Augusto, el sobrino de Julio César, tuvo que ir allí en persona a enfrentarse con los celtas rebeldes. Tras conquistarlo todo, el primer emperador del imperio romano fundo Cesaraugusta la ciudad que más tarde se llamará Zaragoza.

Tras esta conquista los hispanos se desvincularon de la cultura oriental y norteafricana que venía de los dominios anteriores, para pasar a estar controlados por los romanos y asimilar su cultura. Aquí empieza la romanización

División Administrativa

La provincia de Hispania a lo largo de su dominio romano fue objeto de varias divisiones

En el 197 a.C. fue dividida en dos provincia

1. Hispania Citerior: provincia más cercana geográficamente a Roma, comprendía la franja mediterránea hasta la costa del sureste y Cástulo (Linares, en Jaén) en el interior. Su capital era Tarraco (actual Tarragona).Al extenderse sus dominios hacia el interior peninsular, la Hispania Citerior se acabó convirtiendo en la provincia de Tarraconense del Imperio romano, que se extendía desde el Mediterráneo hasta Galicia
2.  Hispana Ulterior: («la lejana») era la provincia más alejada geográficamente de Roma. Comprendía inicialmente el valle del Guadalquivir y posteriormente incluyó toda la parte occidental de la península Ibérica. Su capital era Corduba (actual Córdoba).

En el 171 a.C. las dos provincias fueron unidas y en el 167 a.C. volvieron a ser separadas.

División del Imperador Augusto en 27 a.C.

En el año 27 a. C., tras la conquista de la mayor parte de la Península, César Augusto divide Hispania en tres provincias, llamadas Baetica, Lusitania y Tarraconensis, subdivididas en conventos jurídicos.

Las provincias Tarraconensis y Lusitania eran provincias imperiales (el emperador nombraba a sus gobernadores) debido a su mayor conflictividad mientras que la Bética era una provincia senatorial, al ser menos conflictiva, y era el senado el que nombraba los gobernadores de esta última.

Lusitania y Baetica no son más que la vieja Hispania Ulterior y la Tarraconensis la Hispania Citerior. Cada provincia tenía su capital:

Tarraco era la capital de Tarraconensis

Corduba la capital de Baetica

Emerita Augusta la capital de Lusitania

Hispania bajo Augusto

Augusto

División del emperador Diocleciano en 293 d.C.

A finales del siglo III, la parte occidental del imperio romano se iba desmoronando. Tras las épocas de anarquía y guerras civiles, el emperador Diocleciano comprende que no es posible mantener cohesionado a un imperio de la magnitud del romano, por lo que decide dividirlo por primera vez en dos entidades independientes: el Imperio Romano de Occidente y el Imperio Romano de Oriente. Diocleciano queda a cargo de este último, mientras Maximiano gobernará el primero.

Diocleciano

Maximiano

Para paliar la crisis del siglo III, en 293 d.C. el emperador Diocleciano creó una nueva división territorial del Imperio romano en la que aparecieron unas entidades supraprovinciales denominadas diócesis.

Hispania se convirtió en la diócesis de las Hispanias (Diocesis Hispaniarum), y se creó en ella una nueva provincia: la Cartaginensis (centro y este peninsulares, más las islas Baleares), desgajada también de la Tarraconensis.

Calzadas

La civilización romana es conocida como gran constructora de infraestructuras que permanecen hoy en día.

Entre todas las construcciones romanas en Hispania, resaltan las calzadas y vías. En un primer momento se utilizaban para facilitar el camino de las legiones y vista su eficacia fueron aprovechadas para fines comerciales y administrativos.

Las calzadas son clasificadas en tres grupos:

• Viae Publicae o Viae Praetoriae, las vías principales del imperio de que el estado se hacia cargo aunque fuesen los propietarios de las ciudades atravesadas por estas vías que tenia que garantizar su mantenimiento.
• Viae Vicinales, unían las principales vías publicas a los Vicus, agregados de casas y terrenos, y eran la mayoría de las vías de la red.
• Vias Privataes, unían las principales propiedades, las villae, con las viae vicinales et publicae. Eran privadas, reservadas para uso exclusivo del propietario que la financiaba en su totalidad.

De todas las vías que construyeron a lo largo de la península las mas importantes son:

• Vía Lata, hoy conocida como Vía de la Plata
• Vía Augusta, la calzada romana más larga del Imperio romano en España
• Vía Exterior

Ruinas de Italica

La ciudad fue fundada en 206 a.c. por Publio Cornelio Escipión el Africano, como lugar donde recuperar a las tropas heridas así como un lugar de residencia para sus veteranos de guerra. Fue lugar de origen de los emperadores Trajano y Adriano.

Se mantuvo en uso hasta el periodo musulmán cuando pasó a ser una cantera de materiales, siendo entonces conocida como Sevilla la vieja

Mosaicos romanos que se colocaban en el suelo de las casas como decoración con motivos animales.

Restos del anfiteatro de Itálica

Acueducto de Segovia

Una de las construcciones romanas mejor conservada en España. Gracias a este acueducto todos los habitantes de la ciudad recibían agua en sus casas desde la Sierra de Guadarrama.

El Acueducto se ha convertido en un símbolo de la época de esplendor que vivió el Imperio romano, un ejemplo de las grandes dotes de ingeniería de esta civilización.

El Acueducto de Segovia consta de 120 pilares que sostienen 167 arcos, a su vez constituidos por sillares –piedras labradas en forma de rectángulo– y unidos sin ningún tipo de argamasa. Estos se sostienen mediante un perfecto estudio de las fuerzas de empuje entre los grandes bloques de piedra.

El acueducto además está relacionado con una leyenda: Cuenta la historia que una muchacha segoviana que trabajaba como aguadora, cansada de tanto trabajar hizo un pacto con el Diablo: si éste hacía llegar el agua hasta la casa de la chica antes del amanecer, el Diablo se quedaría con su alma. Trabajó duro y rápido, pero una tormenta terrible azotó la ciudad esa noche y cuando el gallo cantó tan solo una piedra le faltaba por colocar. Había perdido el alma de la muchacha pero los segovianos habían ganado un acueducto. Se dice que aún se pueden ver los agujeros de las pezuñas del diablo en las piezas de piedra.

Idioma

El latín que llega a Hispania un latín antiguo, diferente al de la época clásica, por lo que muchas de las formas utilizadas en Hispania desaparecerán o caerán en desuso en el latín de la metrópoli de Roma

Aunque el territorio hispánico estaba en constante contacto con Roma, los cambios e innovaciones que se producían en el latín metropolitano no siempre llegaban hasta Hispania o, si lo hacían, no conseguían suplantar a las formas en uso. Estas formas anteriores, arcaísmos, subsistirán en los romances hispánicos.

El latín instalado en Hispania debió de presentar particularidades notables debidas a causas diversas (lenguas antiguas, tiempo de difusión, intensidad de los contactos con la metrópoli, etc.). No obstante, era la misma lengua del resto del Imperio, la que Roma, su cuna, había difundido por casi todo el mundo entonces conocido.

Con el tiempo el latín se convirtió en la única lengua empleada hasta en los escritos más humildes. Y es de ese latín hablado por todos, el «popular» o «vulgar» (frente a la modalidad literaria más fija), de donde surgieron las lenguas romances y, entre ellas, el castellano

4) Hispanos romanizados

Trajano

Trajano sucedió a Nerva en el 98 d.C. y fue el primer emperador romano de origen provincial. De hecho, Trajano nació en el 53 en Itálica, una colonia romana en Bética, en una familia de la nobleza provincial y había llevado a cabo una buena parte de su carrera militar bajo los Flavios.

Fue un líder hábil, logró muchos éxitos militares y bajo su poder Roma alcanzó su máxima expansión en el 117. También fue un astuto administrador del estado: de hecho, mantuvo buenas relaciones tanto con el Senado como con los representantes de la clase ecuestre (equites), a menudo involucrados en el administración del imperio.

Trajano también se ocupó de las obras públicas: amplió e hizo que los puertos de Ostia, Civitavecchia y Ancona fueran más eficientes, construyó caminos para conectar las ciudades principales con las ciudades menores, construyó un nuevo foro en Roma con una gran basílica (la basílica Ulpia) , una columna que celebra las victorias sobre los Dacios y también dos bibliotecas; construyó un nuevo teatro y restauró el Circo Máximo y el templo de la Madre Venus, construyó el grandioso complejo de mercados que todavía se conocen hoy como Mercados de Trajano.

basílica Ulpia

como se hubiera visto la basílica Ulpia

Mercados de Trajano