La lírica culta del siglo XV
El siglo XV
El siglo XV es una época de crisis en toda Europa, motivada, por la quiebra de una serie de valores que se habían mantenido durante los siglos anteriores, pero que ahora entran en conflicto con una nueva visión de la realidad y de la vida humana.
La conciencia de crisis provoca un sentimiento de inseguridad y de pesimismo, ya que el mundo se concibe como un caos regido por la diosa Fortuna, la alegoría más representativa de la época. Hay una crisis de los valores medievales, una descomposición de una sociedad que se había basado en el poder de la Iglesia y los ideales religiosos y caballerescos.
La influencia cada vez mayor del humanismo italiano del siglo XIV hace que se abandone la vieja concepción teocéntrica del mundo y comience a percibirse la necesidad de ocuparse más de lo humano, con una mirada antropocéntrica que, poco a poco, va acercando la vida, el arte y la literatura en particular hacia el Renacimiento, que en España alcanzará su esplendor durante el siglo XVI. Por todo esto, el XV es un siglo de transición, en el que conviven aspectos puramente medievales con otros más renacentistas y, por ello, más cercanos a la valoración del ser humano, que se convierte así, progresivamente, en el centro del universo.
La literatura del siglo XV refleja esta transición entre Edad Media y Renacimiento:
– Se pierde la anonimia, frecuente en la literatura medieval: los autores se sienten orgullosos de sus obras y firman sus escritos.
– La literatura se aleja poco a poco del didactismo religioso de la Edad Media.
– Surge la figura del escritor cortesano: el noble se dedica tanto a las armas como a las letras.
La lírica culta
Uno de los fenómenos más significativos que tienen lugar en la literatura castellana del siglo XV es el acceso masivo de los nobles a la cultura escrita, lo que hace que surja una corriente de literatura cortesana, hecha por y para los nobles, que se desarrolla de forma paralela a la literatura oral, popular, anónima y colectiva.
Los nobles se abren poco a poco a la cultura. Surge así el ideal de las armas y las letras: el noble valiente y guerrero, pero también culto, con sensibilidad literaria. Vinculado a este fenómeno tenemos la aparición de la poesía lírica culta en Castilla.
Los Cancioneros
La primera y más importante escuela de poesía lírica culta es la lírica trovadoresca, que nace en Provenza, región del sur de Francia, en el siglo XII. Allí surge una escuela de trovadores que componen poemas, especialmente de tema amoroso.
En la península ibérica, durante el siglo XIII, se desarrolla la lírica culta en dos zonas: Galicia y Cataluña. En Castilla se desarrolla sólo en el siglo XV, con el florecimiento de las cortes, en torno a reyes con un poder cada vez más centralizado. Comienzan entonces a recitarse o cantarse en esas cortes poemas escritos por los nobles, que luego se recopilan en unas voluminosas obras colectivas denominadas Cancioneros, en las que se recogen poemas de numerosos poetas cortesanos. Son el Cancionero de Estuñiga, el Cancionero de Baena y el Cancionero de Palacio los más conocidos.
El Cancionero de Palacio
El Cancionero musical de Palacio contiene música del Renacimiento de finales del siglo XVI a principios del XVI. Contiene, en su mayoría, obras anónimas y piezas de Juan del Encina y Francisco de Peñalosa.
El amor cortés
Aunque tratan también de otros temas (satíricos, morales o políticos), la mayor parte de los poemas son amorosos. Estos poemas tratan del amor cortés, el que había surgido en Provenza y que se extendió a todas las zonas en que se cultivó este tipo de poesía.
El amor cortés trata del amor incondicionado de un hombre hacia una dama superior a él socialmente y moralmente. Este amor es casi siempre imposible, debido a la condición social de la mujer, casada o demasiado noble. Es decir, se trata de un amor inevitable pero imposible, y el caballero se declara “servidor” de la dama como un vasallo de su señor. Como es amor no correspondido, provoca un intenso sufrimiento en el amante, el qué solo podrá terminar con la muerte. Al mismo tiempo, es un sentimiento ennoblecedor, ya que se trata de un amor espiritual, constante y fiel, y que lleva al caballero a intentar ser mejor para hacerse digno de su dama. Es tal la intensidad del sentimiento, que a veces dicen adorar a su amada tanto o más que a Dios. El poeta se convierte así en un ejemplo de lealtad, elegancia, valentía y otras virtudes modélicas para el hombre cortés.
Estos poemas amorosos son todos muy parecidos. La métrica es regular y perfecta, utiliza la rima consonante y predominan los versos octosílabos.
A esta corriente de poetas cortesanos pertenecen nombres como el Marqués de Santillana, Juan de Mena y sobre todo Jorge Manrique, autor de un poema diferente a los poemas de Cancionero: las Coplas a la Muerte de su Padre, una elegía, obra cumbre de la literatura española y una de las composiciones que más han influido en la poesía posterior.
El Marqués de Santillana
Don Íñigo López de Mendoza, primer marqués de Santillana, es uno de los escritores más importantes del siglo XV, prototipo del caballero letrado de la época. Miembro de una de las familias más poderosas de la nobleza, intervino activamente en la política de la época y participó en diversos hechos de armas. Escribió una extensa obra poética, en la que cultivó los más variados géneros y formas, desde la canción lírica al soneto, y desde el decir narrativo al poema dialogado. Reconocimiento universal han merecido sus serranillas, sus sonetos «al itálico modo» y sus proverbios. Dio impulso también a una intensa actividad humanística de traducción y colección de libros, que reunió en abundante número en su biblioteca del palacio de Guadalajara
La vaquera de la Finojosa
El poeta cuenta su encuentro con una hermosa vaquera serrana de la que se enamora al instante. El poeta se acerca para expresarle su interés, pero ella lo rechaza con mucha gracia.
Moza tan fermosa
non ví en la frontera,
como una vaquera
de la Finojosa.
Faciendo la vía
del Calatraveño
a Santa María,
vencido del sueño,
por tierra fragosa
perdí la carrera,
do ví la vaquera
de la Finojosa.
En un verde prado
de rosas e flores,
guardando ganado
con otros pastores,
la ví tan graciosa
que apenas creyera
que fuese vaquera
de la Finojosa.
No creo las rosas
de la primavera
sean tan fermosas
nin de tal manera,
fablando sin glosa,
si antes supiera
de aquella vaquera
de la Finojosa.
No tanto mirara
su mucha beldad,
porque me dexara
en mi libertad.
Mas dixe: «Donosa
(por saber quién era),
¿donde es la vaquera
de la Finojosa?…»
Bien como riendo,
dijo: «Bien vengades;
que ya bien entiendo
lo que demandades:
non es deseosa
de amar, ni lo espera,
aquesa vaquera
de la Finojosa.»
Jorge Manrique
Jorge Manrique es un poeta refinado que vivió en el siglo XV. En su vida él escribió poesías amorosas, las Coplas y tres poemas de carácter satírico. Las Coplas a la muerte de su padre están consideradas su obra más representativa. El acontecimiento que más marca la vida del poeta es la muerte de su padre. Así Manrique convierte la pérdida del héroe en una dolorosa elegía en la que reflexiona sobre la fugacidad del tiempo y el sentido de la muerte. La obra está compuesta por 40 poemas que se pueden dividir en tres partes:
- en las Coplas I -XIII el poeta recuerda la fugacidad de la vida.
- en las Coplas XIV – XXIV profundiza en el tema del transcurrir del tiempo.
- en las Coplas XXV – XL Manrique habla de la figura de su padre.
En las Coplas el poeta habla de tópicos profundos como el tempus fugit, el ¿Ubi sunt? , el poder igualatorio de la muerte, la futilidad de las cosas materiales y la vida terrenal que conduce hacia la celestial. Manrique habla de tópicos universales y filosóficos siempre utilizando un lenguaje claro y sencillo.
Tempus fugit: es un tópico literario y su traducción significa “El tiempo vuela”, y proviene del latín. Este tópico suele aparecer junto al Carpe diem (aprovecha el día), ya que hay que aprovechar el momento porque el tiempo pasa muy rápido y no se puede hacer nada contra eso.
Ubi sunt: es un tópico literario, el cual tiene mucha historia, ya que sabemos que existe desde la lejana época romana, pasando por las literaturas romances y ha llegando hasta la literatura occidental.
Copla III
El tema principal es el poder igualatorio de la muerte, que se justifica mediante la alegoría de los ríos que por distintos que sean, todos convergen en el mar. Manrique utiliza recursos como la metáfora continua que identifica la vida con los ríos y la muerte con el mar, y plasma así el fluir constante del tiempo, que conduce inexorablemente a la muerte.
Copla III
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en el mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
e consumir;
allí, los ríos caudales,
allí los otros medianos,
y más chicos;
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.
Manrique escribe utilizando un metro peculiar, la copla de pie quebrado o copla manriqueña. La copla de pie quebrado es una composición poética de arte menor. Se trata de una estrofa de seis versos (sextilla) en la que combinan dos grupos de tres versos, cada grupo está formado por dos versos octosílabos a los que sigue un verso tetrasílabo. De esta forma el poeta logra un efecto pausado en la lectura de la Copla, que invita a reflexionar sobre el tema tratado. Es una de las estrofas más armoniosas de las que utilizan octosílabos en su composición. Tiene una gran fuerza lírica.
Published: May 18, 2020
Latest Revision: May 18, 2020
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